10°- II.P

 GRADO: 10 II PERIODO

TEMA # 1: LLAMADOS PARA UNA MISIÓN: 

AULA INTERACTIVAhttps://docs.google.com/presentation/d/17tRADSwHDjI4DmhkzO3oY-PVO3z1RjjRK71xcQgS-Nw/edit?usp=sharing


link del vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=udS-CmMWGBw


El Llamado Y La Misión

Por: Osmany Cruz Ferrer

“Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Ti. 1:9).

“Todavía está por verse lo que Dios puede hacer con, por y a través de una persona enteramente consagrada a él” (Dwight L. Moody).

Hay temas pertinentes de los cuales la iglesia no puede dejar de hablar. El llamado y la misión son dos de los más importantes. Un creyente que sólo busca reconocimientos y descuida su responsabilidad como hijo de Dios, no ha comprendido su razón de ser sobre esta tierra. La doctrina sin el servicio, es conocimiento vacío (1 Co. 8:1). Debemos aprender a vivir en Cristo, debemos conocer las doctrinas fundamentales de la Biblia, pero también debemos conocer nuestro llamado y propósito de parte de Dios. Una iglesia conocedora del valor y la pertinencia de su llamamiento y misión, es una iglesia arrolladora, impactante, que cumple su cometido eternal. Cada creyente debe encontrar su lugar en la gran obra del Señor, realizar su tarea con diligencia absoluta y disfrutar la experiencia de un sacerdocio santo, a la luz del Nuevo Pacto.

Link del documento completo: http://apuntesteologicos.es/el-llamado-y-la-mision

Mapa de navegación: https://www.goconqr.com/mindmap/30232585/aula-did-ctica-educaci-n-religiosaescolar


TEMA # 2: LA RESPUESTA DE JESÚS, LA FE CRISTIANA.

La fe cristiana plasma en un credo pero, ante todo, es un modo de creer. La fe cristiana enhebra otra vez el credo de Israel en la medida que mueve a confiar y a obedecer a un Dios que merece ser creído. Aquello que hace las veces de fides quae, el concepto del Dios de la Antigua y de la Nueva Alianza, el Dios de la creación y de la historia, proviene de una experiencia de Dios mismo y sirve a nuevas experiencias suyas. La fides qua, la experiencia del amor, la liberación y perdón de Dios, constituye el único fin de la teología cristiana y el remedio exacto contra la esclerosis del cristianismo.

Por esta razón la fe de Jesús prepascual constituye el paradigma de la fe cristiana en estos dos aspectos, el subjetivo y el objetivo. Lo que la Iglesia cree de Cristo, el credo, hunde sus raíces en el modo que tuvo Jesús de creer en Dios (1). Habría sido un engaño que la Iglesia inventara su creencia. Pero sin la experiencia espiritual de la Iglesia salvaguardada en su credo, jamás nos habríamos enterado de la experiencia espiritual de Jesús. No habríamos conocido el camino que nos abrió ni la manera de recorrerlo. Entre la experiencia de Dios de Jesús y la experiencia de Cristo de la Iglesia, un mismo Espíritu establece la conexión y la compenetración vital que nutre a los cristianos contemporáneos. A lo largo de la historia de Israel, de la Iglesia y de la nuestra, ha debido prevalecer la vida espiritual que el Espíritu genera inmediatamente en cada creyente, pero que solo se hace inteligible para él mismo y para los demás en mediaciones culturales y religiosas que la encauzan (2).

Por otra parte el contenido de la fe en Dios es determinado históricamente. Dicho en breve, el judeocristianismo sabe que Dios es el "Dios de la vida". Yahvé, el Abbá de Jesús, ama la vida de Israel, la de Jesús y la nuestra. Esto es lo que hay que creer: Dios siempre quiere la vida, nunca la muerte. Si San Juan sostiene que "Dios es amor", la fe consiste en creer que Dios nos ama. Así de claro, pero no de fácil. La historia del pueblo elegido, la historia de la Iglesia y la historia humana, doquiera la encontremos, a menudo son un mentís del amor de Dios o de la bondad del Creador. Y si no lo son, así se lo percibe y se lo sufre. La tragedia griega, podríamos decir, todavía resiste al monoteísmo. Tantas veces, a tantos, la enfermedad, la venganza, la culpa y la muerte los persiguen como acosaron a los griegos las furias implacables. La fuerza de un mal infinito, enigmático, el espanto que produce, su horror, apagan a la humanidad y obligan a Dios mismo a comparecer en el sillón de los acusados. La fe judeocristiana no coincide con la pistis helénica (3). Pero se parece a ella, porque se parecen los tormentos que afligieron a los hombres de esos tiempos. Frente al mysterium iniquitatis los cristianos no confiesan que "Dios existe", sino que Dios es el "Dios de la vida" y el "Dios liberador". Lo hacen, sin embargo, con fatiga, venciendo la fatiga de una existencia permanentemente amenazada, apostando por el Dios de Jesús, por el Dios bueno, por el que Jesús apostó. Es que no es obvio que la creación tenga sentido o, dicho con mayor precisión, no es evidente que el mundo sea creación.

link del documento completo:

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0049-34492007000300003


LECTIO DIVINA DE MAYO: (Juan 15, 1-8)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos». PALABRA DE DIOS. 

Responder:

1. ¿Qué dice el texto?

2. ¿Qué me dice el texto?

3. ¿ A qué me invita el texto?


TEMA # 3: JESÚS ANTE EL "SINSENTIDO" DEL MAL Y EL DOLOR

Link del documento completo: http://es.catholic.net/op/articulos/51701/el-sentido-del-sufrimiento.html#modal

La pregunta acerca del sentido del sufrimiento es la pregunta acerca de la experiencia de la falta de sentido, pues justamente en esa experiencia consiste el verdadero sufrimiento.

¿Qué sentido tiene la experiencia de lo sin-sentido?

¿Tiene esa pregunta algún sentido?


Es seguro que no apunta hacia ningún tipo de instrucciones para conseguir experiencia (lit. praxis): el sufrimiento es el límite de la praxis. El sufrimiento es aquello contra lo cual yo, al menos de momento, nada puedo hacer. La réplica de quien, hablando del sentido del sufrimiento, afirmase que debe ser combatido allí donde se dé, justifica de hecho el sufrimiento, y no debe ser tenida en cuenta como tal réplica. Porque no se pregunta cómo podemos disminuirlo, sino qué sentido tiene aquella situación en la que todos nuestros esfuerzos para disminuirlo o evitarlo llegan a un límite.

Todos experimentamos alguna vez tales situaciones: los esfuerzos humanos llegan a su fin, y sucede lo que no queremos. El tema «sentido del sufrimiento» es idéntico al tema: «sentido de lo que no queremos, de lo que nadie puede querer para sí mismo».

El sufrimiento en la sociedad moderna y en la sociedad primitiva

La sociedad moderna, tanto en Occidente como en el Este, también silencia la pregunta sobre el sufrimiento, pero de una manera distinta, es decir, suprimiéndola. La sociedad moderna concentra sus esfuerzos en la evitación y en la disminución del sufrimiento, y, por cierto, tratando de evitarlo no sólo de una manera indirecta, sino directa, como es eludiendo su interpretación. Los métodos y técnicas para evitar el sufrimiento tienen, sin embargo, por desgracia, efectos paradójicos. Tomados en su conjunto no aumentan la felicidad, ya que transforman el horizonte de las expectativas, y no eliminan con ello la discrepancia entre lo que creíamos poder esperar y lo que realmente sucede. Incluso se ha ensanchado esa discrepancia en algunas sociedades fundamentadas en el aumento de las necesidades. Pero aunque bajemos el nivel de tolerancia para soportar las frustraciones, al final siempre obtenemos la misma suma, o incluso un aumento del sufrimiento.

Cuando, como sucede en estos últimos tiempos, leemos con frecuencia que algunos colegiales se suicidan porque han llevado a casa malas notas, no cabe buscar la razón simplemente en que el juicio sobre las calificaciones escolares sea en los padres de hoy más severo que en los del siglo XIX. La razón está más bien en un índice más bajo de tolerancia respecto de las sensaciones de frustración. Konrad Lorenz ha hablado del creciente infantilismo que impulsa sin cesar hacia una inmediata satisfacción, y que incapacita por ello para soportar situaciones en las que no se da una satisfacción inmediata. Aquí es donde acaece el verdadero sufrimiento. No tiene sentido dudar de que esos jóvenes sufren, pero, ¿por qué sufren? Se trata evidentemente del efecto paradójico de una actitud motivada absolutamente por el intento de evitar el sufrimiento. Una actitud que incapacita para soportar el padecer y aumenta con ello el sufrimiento. Max Scheler ha mostrado que las formas más altas de felicidad son aquellas que no se pueden alcanzar directamente.

La alegría, en cualquier caso, guarda relación con la experiencia del agradecimiento. Cuando la alegría es vista sólo como exigencia de felicidad, se pone en movimiento un automatismo que imposibilita la felicidad. Se podrá, en efecto, hablar siempre de exigencia de felicidad, pero no se puede cumplir con esa exigencia porque ella misma obstaculiza su realización. Cuando se utilizan más los psicofármacos para suprimir molestias normales, para evitar sensaciones de malestar, para disminuir todo temor o nerviosismo, disminuye también, lógicamente, la intensidad de la felicidad. No puede haber montes si no hay valles.

En las sociedades primitivas, a las que ciertamente no podemos retornar, pero a las que debemos referirnos como sustrato de nuestras reflexiones, hay dos figuras relacionadas con el sufrimiento, que nosotros hemos perdido. En ellas se cuenta con el sufrimiento que desarrolla su rol, su función. Dicha función hace posible transformar, hasta cierto punto, el propio sufrimiento en actividad, ya que cada rol exige del que lo desempeña un cierto rendimiento.

El mendigo, por ejemplo, en las sociedades primitivas, y aun hoy en bastantes sociedades islámicas, no es simplemente el socialmente fracasado que debe estar siempre mirando dónde poder quedarse, sino que desempeña un papel. Dicho papel pide una vestimenta adecuada, ciertas formalidades que el mendigo debe decir, etc. Lo suyo no es sólo aceptar lo que le dan, es decir, no ser sólo receptor de la beneficencia pública, sino que él también tiene algo que dar: el mendigo promete rezar por aquel que le da algo. De ese modo, la situación de sufrimiento no es para él una pura condena a la pasividad, como ocurriría entre nosotros con un náufrago que es sólo objeto de auxilios, sino que él también tiene que representar su papel con la dignidad que le corresponde.


TEMA # 4: EL "SINSENTIDO" DE LA MUERTE

Juan Noemi C.
Profesor de Teología. Pontificia Universidad Católica de Chile
/ http://dx.doi.org/10.4067/S0049-34492007000100004 

Teología y Vida, Vol. XLVIII (2007), 41 - 55



La vida y Dios se establecen como realidades que se condicen no abstracta sino históricamente. Ambas realidades acontecen y así son. Este dinámico condecirse de Dios y la vida no excluye la muerte como realidad que esencialmente atañe al hombre, sino que lo confronta con el sentido de sus radical finitud e inmanencia y, a la vez, cuestiona el significado que se haga de la infinitud y trascendencia de Dios. Ahora bien, la afirmación de fe en el Dios de Jesucristo no parece ser incompatible con afirmar un morir de Dios, sin que, al superar el esquema de una divinidad inmutablemente apática y ajena al destino de muerte que aflige al hombre, más bien resuelve la contradicción entre vida y muerte en tanto postula una identificación de Dios con un hombre muerto, Jesús de Nazareth, a quien proclama resucitado. De este modo da nombre a la unidad de la diferencia de vida y muerte estableciendo la persona de Jesús como concreta clave de desparadojización de la fe cristiana.

VIVIR: SER ACONTECIENDO

De la fundamentalidad teológica con que se habla de la vida en la Biblia y que apunta a la conjunción de una doble dimensión totalizante y dinámica, absolutizante y evenencial a la vez, deriva un complejo requerimiento. El mismo Westermann plantea que el discurso teológico prototípico del judeo cristianismo no se ha respetado en Occidente: "En la teología occidental el todo es comprendido como el todo de lo existente (Ganze des Seienden). Dios mismo puede ser entendido como lo existente (das Seiende). Pero al hablarse de Dios como del ens o el summum ens, entonces es degradado como criatura ya que todo existente es per definitionem ser creado". Es así como -prosigue Westermann- "la preeminencia de lo existente sobre lo aconteciente se manifiesta en el vocabulario usual de la teología que ininterrumpidamente se usa hasta el día de hoy. Lo usual para referirse al discurso sobre Dios, Cristo, los actos salvíficos de Dios, el pecado y el futuro es hacer una unión con la palabra logos: cristología, soteriología, antropología, escatología, etc. Al establecerse tal unión, claramente logos no se entiende en el sentido hebreo de dabar, sino en el sentido que logos tiene en griego. Se trata de un discurso referido a lo existente, no a la palabra que acontece entre personas".

LA MUERTE DE JESÚS

El discurso neotestamentario sobre la muerte presupone un desarrollo y evolución sobre la muerte del hombre que se perfila en los escritos del Antiguo Testamento y que va de una sombría resignación ante la misma ya sea como secuela de su creaturidad o de su pecado y culmina en una esperanza en la resurrección de los muertos. En el mismo Nuevo Testamento el discurso sobre la muerte se centra en una muerte concreta y singular, la muerte de Jesús. Sobre la significación estrictamente teológica -no la inmediatamente asequible vía método histórico-crítico- de la muerte de Jesús. Sobre la actitud con que Jesús enfrentó su muerte, Jüngel piensa que no es mucho lo que puede precisarse. En todo caso, no cabe imaginarse a Jesús como un héroe que muere; su muerte en nada se asemeja a la del idealizado Sócrates: lo más probable es que Jesús "murió gritando".

Después de su muerte, Jesús se convierte, de anunciador del reinado de Dios, en el Anunciado. Esto se explica por la fe pascual: "la fe en la resurrección de Jesús por Dios no expresa otra cosa que la relación de Dios a la muerte de Jesús Nazareno".

Ahora bien, la muerte de Jesús no solo establece la condición negativa de la fe en Jesús, sino también la condición positiva, no en sí misma, pero sí en la medida en que sus discípulos no se quedan en la fuga, sino que reconocen que "Dios se ha identificado con Jesús muerto". Jüngel insiste en la misma página: "Es importante que quede claro que la fe en Jesús no surge al lado de la fe en Dios, sino que en la fe en Jesús no se trata de otra cosa sino de la misma fe en Dios".

VIDA Y MUERTE

Recopilemos los pasos dados hasta aquí en la reflexión teológico-fundamental emprendida antes de concluir con la misma. En primer término, constatamos que la vida y Dios se establecen como realidades que se condicen no como entidades abstractas sino históricas. Ambas realidades acontecen y así son. Este dinámico condecirse de Dios y la vida no excluye la muerte como realidad que esencialmente atañe al hombre, sino que lo confronta con el sentido de su radical finitud e inmanencia y, a la vez, cuestiona el significado de la afirmación que se haga de la infinitud y trascendencia de Dios. Ahora bien, la afirmación de fe en el Dios de Jesucristo no parece ser incompatible con afirmar un morir de Dios, sino que, al superar el esquema de una divinidad inmutablemente apática y ajena al destino de muerte que aflige al hombre, más bien resuelve la contradicción entre vida y muerte en tanto postula una identificación de Dios con un hombre muerto, Jesús de Nazareth, a quien proclama resucitado. De este modo da nombre a la unidad de la diferencia de vida y muerte estableciendo la persona de Jesús como concreta clave de "desparadojización" de la fe cristiana. Así se supera un recurso meramente negativo y abstracto a la paradoja que termina por confinar la fe al subjetivismo.

Prolongando el planteo de Jüngel anteriormente mencionado es posible afirmar que Dios al identificarse con Jesús muerto se apropia de la muerte del hombre, la de todos y cada uno, y así esta, la muerte de todos y cada uno, ya no queda más referida a sí misma, sino que se perfila y transforma como una muerte en Dios. Con ello la infinitud propia del Dios de Jesucristo no se verifica como neutra, sino como infinitud amante que acoge y reafirma nuestra frágil finitud como propia en su infinitud todopoderosa. Como lo proclama poéticamente el himno pascual la unidad de la diferencia entre vida y muerte acontece de una vez para siempre y para todos en la muerte y resurrección de Jesucristo: "mors et vita duello conflixere mirando: dux vitae mortuus regnat vivus" (muerte y vida lucharon en duelo prodigioso: el autor de la vida muerto reina vivo).


NOTA: Las actividades serán evaluadas por medio de una plataforma virtual. 

Link del documento: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0049-34492007000100004


PROYECTO DE VIDA - II PERIODO

Para éste periodo te invito a reflexionar en el siguiente vídeo revisando lo que has venido elaborando en tu proyecto de vida y modifica algún objetivo, meta o proyecto que vea que necesita hacerlo.

Tenga en cuenta las propuestas que se hacen en el vídeo para trabajar en tí mismo. 

Le prometo que si hace bien éste ejercicio no sólo lo agradecerás en el momento sino durante toda tu vida. 

Link del vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=Q-6WvS4-twk


Luego de realizar ésta propuesta ingresa al siguiente link y haz un ejercicio para mirar que opción de profesión se adapta más de acuerdo a sus gustos y habilidades. Éxitos para todos. 

Link de opción de carrera:

 https://www.nosequeestudiar.net/orientacion/general/que-carrera-estudiar/

 


LECTIO DIVINA DE JUNIO: Mc 14, 12-16.22-26.
El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quiere que vayamos a prepararte la cena de Pascua?». Él les dijo a dos de ellos: «Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua: síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: ‘El maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’. Él les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena». Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen, esto es mi cuerpo». Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: «Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que se beba el vino nuevo en el Reino de Dios». Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos.
                       PALABRA DE DIOS. 


Responder:

1. ¿Qué dice el texto?

2. ¿Qué me dice el texto?

3. ¿ A qué me invita el texto?




LECTIO DIVINA DE JULIO: Mc 6, 1-6. 

Salió Jesús de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.
                                          PALABRA DE DIOS. 


Responder:

1. ¿Qué dice el texto?

2. ¿Qué me dice el texto?

3. ¿ A qué me invita el texto?



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